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Hector Othon
Cuando el Sol atraviesa Sagitario,
el alma se despierta con alas.
Se enciende el buscador:
no de oro, ni de gloria,
sino de verdad que late en los libros olvidados,
en las voces lejanas,
en el silencio entre dos culturas.
Es tiempo de vestir tu verdad como tรบnica,
de hablar contigo mismo frente al espejo
hasta que tu voz interior resuene como un canto ancestral.
La รฉtica se vuelve altar.
La fe, no dogma, sino respiraciรณn.
El futuro, no ilusiรณn, sino semilla que ya crece en tu pecho.
Jรบpiter susurra: “Amplรญa tu mirada,
no para escapar, sino para recordar
que eres parte de un orden mรกs vasto —
un templo caminante,
hecho de preguntas que no necesitan respuesta,
solo de corazรณn que las acoge.”
Viaja, por dentro, por fuera.
Estudia.
Escucha a quien piensa distinto.
Escribe tu cosmogonรญa con las manos temblorosas.
Cuida tu cuerpo como santuario.
Sรฉ fiel a lo que te hace autรฉntico —
no porque sea fรกcil,
sino porque es sagrado.
Sagitario no te pide que tengas todas las respuestas.
Te pide que creas en el camino.
Y en ese creer,
la vida se vuelve poesรญa.
Y tรบ,
un arco tensado hacia el cielo.
— En fin, disfruta el Sol en Sagitario: cuando el alma deja de mirar el suelo…
y comienza a cantarle al horizonte.
te amo
Hector Othon
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